El mindful eating promueve hacer comidas más lentas y con conciencia plena, para reducir el estrés diario, disfrutar los alimentos y así ayudar a cuidar el organismo.
Comer con conciencia
El mundo actual es acelerado. Resulta raro que estemos haciendo una sola tarea y eso nos impide no solo atender mejor a lo que tenemos entre manos, sino disfrutarlo.
Como ayuda para enfrentarnos a este escenario de un modo más satisfactorio está el mindfulness. Suena a técnica de meditación y a veces se vale de ella, pero se trata de una capacidad que nos permite ser conscientes del momento presente, de lo que sucede dentro de nosotros mismos y en nuestro entorno, aceptándolo tal y como es.
Hay estrategias para aplicar el mindfulness en nuestro día a día. Una de ellas es «tener una actitud de principiante ante la vida, en vez de hacer las cosas de modo mecánico», explica Susana Cerrato, consultora en mindfulness. Imagina que estás en el coche. De modo automático pisas el embrague, el acelerador, cambias las marchas y llegas a tu casa de forma inconsciente, sin haber reparado en cómo lo has hecho. «Cuando estás aprendiendo a conducir, eres consciente de cómo y cuándo pisas ese mismo embrague. Se trata de recuperar esa atención de principiante, evitando automatismos y poniendo atención en ese momento», apunta. Con esto se consigue ser más responsable de tu vida. «Ya no estás en que las cosas te suceden sino que tú eres responsable de lo que te está sucediendo. Y como eres consciente, empiezas a dirigir tu vida», añade Cerrato.
El mindfulness puede llevarse a momentos tan cotidianos como la hora de comer. El experto Carles Ruiz Feltrer propone en su manual Mindfulness práctico que intentemos realizar al menos una comida al día con conciencia plena: comer en silencio, sin conversación, para poder centrarte en la textura y el sabor de los alimentos, disfrutando lapresencia de quienes te acompañan. Respira antes de sentarte, tomando conciencia del momento. Repara en el escenario, en la mesa y elementos que están contigo. Date cuenta de los olores, de cómo recibe la boca el alimento, cómo masticas cada porción, su temperatura y textura. Tómate tu tiempo, bocado a bocado; apoya los cubiertos cada cierto tiempo y haz pausas. Si es posible, no te levantes nada más terminar.
Mejora la digestión
Para empezar, el mindful eating defiende la importancia de la masticación. La acción de masticar no cumple una función meramente mecánica de reducción de los alimentos. Cuanto más se mastique, más tiempo tiene la saliva para segregar la enzima ptialina, responsable de descomponer los hidratos de carbono. Su ausencia supone un esfuerzo doble para el cuerpo en la descomposición de los alimentos y una digestión más lenta.
Ayuda a no engordar
Dedicar tiempo a cada comida siendo conscientes de qué cantidades se están ingiriendo, masticando de forma lenta y efectiva y sin interactuar con el exterior, evitará comer más de lo que el cuerpo necesita. Se estima que la señal de saciedad tarda entre 20 y 25 minutos al llegar al cerebro.
Al comer despacio y saciarnos antes, de forma inconsciente, se reduce por tanto el consumo extra de alimentos, al darle el cuerpo sólo lo que requiere. No recibe calorías de más.
Te relaja
Comer pausadamente, sin ruido, sin distracciones y poniendo atención en el mero acto de introducir los alimentos en la boca, saborearlos, masticarlos despacio e ingerirlos, obliga a relajarse y eso ayuda a la buena digestión.
Exploras sensaciones
El Mindful eating es comer despacio, respirando, disfrutando, observando sensaciones, colores, formas, olores y sabores”, dice Esther García, instructora de actividades cuerpo-mente en los centros deportivos Zagros Sports. De esta forma el sistema digestivo dispone de más tiempo para trabajar equilibradamente y se favorece un mejor proceso de digestión, la cual comienza en la boca.
Reduce el estrés
Debido a la rutina diaria y la continua planificación del día a día, muchas veces parar a almorzar no es una opción. Al mismo tiempo, el estrés y un mal manejo de las emociones puede tener como resultado la ingesta nerviosa de alimentos en altas cantidades, a deshoras y con poco aporte de nutrientes. A nivel psicológico, comer más despacio reduce el estrés, generando un mejor humor general.
Controla la ansiedad
Mejorar la conciencia en torno a la comida permite distinguir mejor una verdadera sensación de hambre de problemas emocionales, ansiedad o la simple gula. Así será más sencillo atajar problemas de sobrepeso o mala alimentación derivados de una mala gestión de las necesidades físicas y emocionales.
El cuerpo funciona mejor
Crear un espacio de meditación y relajación en torno a la comida activa el sistema nervioso parasimpático, el responsable de inducir un estado corporal de descanso tras un esfuerzo. Provoca, entre otros efectos, la reducción de la frecuencia cardiaca y una mayor salivación para favorecer la digestión. Es por ello que su activación será clave para afrontar la segunda mitad del día con más energía y liberar el estrésacumulado.
Te hace consciente de los alimentos
La adquisición de estos nuevos hábitos es el objetivo del Mindful eating, técnica de conciencia plena en la comida, que tiene como objetivo aumentar la concentración y reflexión en torno a los alimentos y nutrientes de cada comida y definir qué necesita el cuerpo y cómo se le puede proporcionar.
Aprendes a meditar
Cualquier persona puede comenzar a trabajar en la atención plena y el mindfulness en la comida, y disfrutar de sus beneficios. Escoge un lugar tranquilo para comer, sin teléfonos, televisión, ordenadores y en silencio. Centra toda la atención en los alimentos, incluso haciéndolo en silencio, sin interactuar con otras personas o el ambiente.
Comes más sano
Basa la alimentación en verduras y frutas: escoger alimentos saludables con gran aporte de nutrientes para el cuerpo irá de la mano de una mayor conciencia. Sumando los beneficios anteriormente citados a una mayor ingesta de frutas y verduras, es posible cuidar el organismo sin hacer sacrificios. Eliminar de la dieta calorías vacías y alimentos con azúcares añadidos marcará una notable diferencia en la salud general del organismo.
Haz un esfuerzo
Con nuestros días ajetreados, muchos comemos fuera de casa, con una tartera en la oficina o el menú del bar de la esquina, cuando no un sándwich en un banco. La práctica del mindful eating no es fácil de llevar a cabo en cada comida. Pero intenta hacerlo, al menos, en las que puedas. Con levantarte solo diez minutos antes por la mañana, podrás sentarte a desayunar y disfrutar de hacerlo pausadamente.
Ponlo en práctica
Después de la teoría, toca ponerlo en práctica. Sigue estas pautas para el mindful eating:
- Siéntate a la mesa con cuidado de que todo lo que necesites esté a mano y no tengas que levantarte.
- No pongas la tele, ni la radio y pon el móvil en silencio.
- Quizá te parezca una tontería, pero tómate un par de minutos antes de empezar a comer. Toma conciencia de la temperatura del plato, del olor de lo que vas a comer, del silencio del lugar.
- Mastica cada bocado despacio. Descubrirás nuevos sabores y texturas.
- No comas todo seguido. Haz pequeñas pausas, deposita los cubiertos sobre el plato, bebe despacio. Respira.
- Al terminar, no te levantes corriendo. Deja pasar otro par de minutos relajadamente.