• Meditadores iniciales. Personas que meditan durante breves períodos de tiempo (hasta 30′ la mayoría de los días. Está muy estudiada la recuperación del estrés asociada a una reducción de la reactividad después de 30 horas de práctica. La mejora de la empatía y sentimientos positivos asociados a la meditación de la compasión. Y una mejora en la atención desde los primeros días de práctica.
• Meditadores avanzados (entre 1.000 – 10.000 horas de práctica). En este caso la práctica se caracteriza por una frecuencia diaria y la asistencia continuada a retiros, mantenido de manera continuada. En este grupo se ha observado una menor reactividad al estrés, mejora de la regulación emocional y reducción de la tasa de cortisol en sangre. La práctica sostenida de la bondad amorosa y la compasión mejoran a largo plazo la resonancia con el sufrimiento ajeno y aumenta la probabilidad de comprometerse en su ayuda. Se fortalecen las distintas facetas de la atención: se agudiza la selectiva, se reduce el parpadeo atencional y se favorece el mantenimiento de la atención.

«Un sólo día de retiro mejora la respuesta genética inmunitaria de los meditadores avanzados» Goleman & Davidson (2017:285)

• Meditadores expertos – Yoguis. (desde las 12.000 hasta las 62.000 horas de práctica incluyendo muchos años de retiro). No voy a extenderme en este, más que avanzado, nivel y simplemente señalaré que, en este caso, ya no hablamos solamente de cambios de estado sino que se éstos se traducen en nuevos rasgos. Se advierten cambios funcionales y estructurales en el cerebro asociados a cualidades humanas muy positivas.